Los cambios fisiológicos asociados a la edad, a los malos hábitos y a los estilos de vida inadecuados, provocan un deterioro físico, pero también cognitivo a nivel del SNC. A medida que vamos envejeciendo, la memoria, concentración, la capacidad racional, comienzan a disminuir.
Hábitos que dañan el cerebro
La memoria empieza a hacerse menos aguda a partir de los 20 años y cuando más envejecemos, más lentos nos volvemos para asimilar y procesar la información. Por eso resulta más difícil acordarse de detalles o de algún acontecimiento reciente.
A continuación detallamos algunos malos hábitos que resultan perjudiciales para nuestro cerebro:
Malos Hábitos Alimenticios
La consecuencia de no tomar desayuno, hace que los niveles de azúcar durante el día sean más bajos, pues hay un insuficiente aporte de nutrientes para el cerebro, sobre todo de carbohidratos complejos, lo que puede originar a la larga su degeneración. Es importante saber elegir alimentos adecuados para esta hora del día pues según un reciente informe de Aspec (Asociación de defensa al consumidor) el 90 por ciento de ingredientes de los productos envasados como galletas dulces y queques contienen mucha harina, glucosa y muy escaza fibra, la misma que solo produce sensación de saciedad y en exceso genera cansancio y sueño por las tardes.
Consumir bebidas de colores, en especial gaseosas como las distintas variedades de colas, producen más agotamiento y ansiedad y menor rendimiento intelectual, es recomendable optar por los jugos de fruta natural, esto nos permite realizar las actividades con más ánimo y sin agotarse.
Beber alcohol, fumar y todo tipo de bebidas energizantes ricas en cafeínas aceleran el ritmo cardiaco y debilitan las habilidades de las neuronas
El exceso de grasa trans eleva el colesterol y afecta el corazón.
Hacer dietas no balanceadas puede disminuir los niveles de hemoglobina y por ello sentir sueño intenso y apatía, estados bajo los que es imposible rendir en lo laboral e intelectual.
El azúcar es una importante fuente de energía para el cerebro, pero un consumo excesivo de ésta puede llegar a interrumpir la correcta absorción de proteínas y nutrientes, lo que puede interferir en el buen desarrollo del cerebro.
Cuando asumimos mucho los problemas e implicamos las emociones en las cosas, podemos provocar el endurecimiento de las arterias, lo que llevará a la disminución de tu poder mental.
Es importante que es el aire que respiramos esté limpio y puro, pues nuestro cerebro es el órgano que más oxígeno consume. Inhalar aire contaminado reduce la eficiencia y rendimiento de éste.
Dormir permite a nuestro organismo descansar, y no iba a ser menos para el cerebro. La privación de sueño a largo plazo acelera la muerte de células cerebrales.
No es recomendable dormir con la cabeza tapada, pues aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye la de oxígeno.
Fumar puede provocar la pérdida las funciones del cerebro, algo que guarda una estrecha relación con la enfermedad de Alzheimer.
Realizar trabajos de gran esfuerzo o estudiar mientras estamos enfermo reduce la efectividad del cerebro en la tarea y podría llegar a dañarlo.
No socializar, no tener conversaciones intelectuales reducen la eficiencia del cerebro.
No ejercitarse mentalmente podría causar la pérdida de volumen de este órgano.
Las enfermedades también afectan al cerebro, por ejemplo, la depresión puede causar olvidos y una menor capacidad de atención; la hipertensión o los niveles elevados de glucosa sanguínea también dañan al cerebro y afectan su capacidad de respuesta.
Como prevenir el deterioro cerebral
Realizar ejercicios mentales para mantener al cerebro en estado de alerta óptimo. Los ejercicios incrementan la atención a corto plazo y aceleran los procesos para asimilar información.
Hacer ejercicios estimula es cuerpo y la mente. Estudios han demostrado que el procesamiento cerebral se vuelve más eficaz con la actividad física, pues incrementa la cantidad de sangre que riega el cerebro y estimula la generación de nuevos vasos sanguíneos y conexiones nerviosas.
La falta de líquidos, de sueño o el estrés excesivo influyen en el rendimiento intelectual. El sueño profundo y reparador nos permite asimilar mejor lo aprendido.
Bibliografía
«Alimentos y Malos Hábitos que Dañan el Cerebro” Rosa María Cifuentes. Junio 2010
“Mantén tus neuronas en forma”. Reader´s Digest Selecciones. Mayo 2010